miércoles, 7 de marzo de 2018

VENTA DE GARAJE


VENTA DE GARAJE

Acorralado por la crisis he decidido poner en venta todo aquello que hace peso e impide el vuelo, lo primero que dispuse a entregar fue mi estomago, ya que su ruido no me dejaba escuchar con claridad otros sonidos, luego vendí mis brazos; confieso que traté de conservar mi mano izquierda por aquello de la nostalgia, pero un entusiasta coleccionista se la llevó por considerarla un objeto raro.

Al pasar los días, vendí mis dos piernas, luego en una venta de garaje rematé mis dos oídos, ya que estaban cansados de escuchar himnos y marchas en vez de las canciones.  Puse en venta mi voz pero nadie quiso comprarla, porque no agarraba la afinación del tono establecido. Así fueron pasando los mercaderes cargando su botín de baratija, ya a esta altura mi valor era solo de uso y repuesto.

Al culminar la tarde, después del transitar de innumerables vampiros y demás compradores, solo quedó sobre la mesa un viejo corazón, incompatible con los requerimientos del mercado quedó retumbando como una señal que retumbaba en el recinto comercial y sus notas se perdían bajo el ruido de la inmensa máquina registradora.

@Poetandante

2 comentarios:

  1. Me imagine en ese momento, viendo la mesa a la distancia, y contemplando el latir desesperado del corazón rechazado que se apaga lentamente entre el ruido de los mercaderes, mientras otros eran despedazados y comerciados nuevamente, llenaban en sus sacos los cuerpos, mentes e ideas, mientras en la mesa van quedando mas corazones que no hallaron comprador. No hay ofertas para ellos, por que su singularidad no cabe en el saco.

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