Qué extraña es esta casa en
estos momentos... antes de ti, simplemente transitaba por la soledad de estas
paredes, sus silencios cargados de recuerdos lejanos, sus esquinas oscuras que
me señalaban otras épocas; risas, si, algunas risas. Ahora, esta casa tiene otros
matices, nuevamente me asomo por la ventana y no temo a las noches... todo esto
desde que dejaste tu rastro de sonrisa de muchacha hermosa.
Esta casa con sus
recuerdos, es el llamador de mi nostalgia, en ella estaba como un prisionero
rodeado de barrotes invisibles, pleno de amaneceres desperté cada mañana del
mismo lado de la cama, seguí los mismos rituales cada día y muchas veces salí
al ruedo con una lagrima anudando mi camisa.
Hoy después de ti, estas
paredes se ven roídas por el tiempo, no lo había notado, en mis largas jornadas
de prisión, cuando deambulaba sin prisa entre cuadros y adornos empolvados por
el paso del tiempo. Mis ojos se habían acostumbrado a la oscuridad, ese espacio
frio y confortable donde me encerré y boté la llave al mar, hoy me atrevo a
extrañar desde las vísceras, sin miedo a ser mutilado.
Mi antigua prisión, tiene flores plásticas que pierden su sentido
cuando te veo en medio del salón vistiendo esa sonrisa traída de otros tiempos,
hora la nostalgia se mudó de lugar y se aloja en mi ojo derecho, ese mismo que
se resistía a ser descubierto envuelto en la timidez.
Qué extraña es esta casa en
estos momentos... antes de ti todo era más sencillo
Humberto Roa Aguilar
@poetandante
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