domingo, 19 de agosto de 2012

LA AGONÍA DE UN SUEÑO


LA  AGONIA DE UN SUEÑO


Doctor Reverent siento el frió entre mis huesos,
siento que la noche es larga, sombría y triste;
ya ninguna farola alumbras la plaza de mi esperanza
¡Siento frió Reverent… tengo pena!

no  me dejes solo, todos me han abandonado
los cañones retumban en la montaña anunciando el final,
que  pena Reverent… tengo pena….

Ella me sigue mirando, ¡ahí esta!  ¿no la ve?
me esta buscando, viene por mi, lo se…
me sonríe mientras espera su momento
mi momento….

Me susurra que ya busco al Mariscal en Berruecos
¡que dolor tan grande doctor! no deja de mirarme
trato de empuñar mi espada y las fuerzas me abandonan
al igual que los días de gloria de la campaña admirable
cuando los pueblos me aclamaban al paso de mi caballo,
y las guirnaldas de flores se confundían con las bayonetas
de mi escuadrón sagrado…

Padre nuestro que estas en el cielo, aparta de mi esta derrota
¡Manuela…. donde estas mi cielo!
Lava mis heridas con tus manos de Jazmín
me siento solo….dame de beber de tus labios
tengo sed, la tos no me abandona al igual que Ella.

¿Doctor Reverent, no escucha las dianas de Carabobo?
¿no sientes el sonido de las lanzas contra el viento?
¿no  percibes ese aroma a tierra mojada?
¿No escuchas los gritos de los soldados en Bomboná?
¿Es que no la ve ni siquiera a Ella?

Me vino a buscar lo se, ya la había visto;
me acompaño en el campo de batalla
y se que se llevo a Ferriar y al bravo Negro Primero,
Ahora viene por mi….a pesar de mi juramento.

las campanas anuncian que se aproxima el final de este viaje                                   
y aun veo la cara de mi querido maestro en el Monte Sacro
aferrado a este sueño de libertad que hoy parece tan distante,
¡tengo fiebre doctor, siento que tiemblo!
o será la furia desatada por tantas injusticias que mi alma
ha tenido que soportar por esta quimera inmensa,
¿porque esperar doscientos años si estamos tan cerca?
si estamos tan cerca….

Doctor Reverent, sus remedios no curan mi pena,
este dolor es tan grande como el Tepuy Guayanés,
O la montaña más alta que atravesé en 1813.

Ahora viene por mi….a pesar de mi juramento.

Padre nuestro que estas en el cielo…
Ruega por nosotros y mi pueblo…


Se hizo el silencio, los pájaros detuvieron su vuelo,
La luna transpira dolor a la noche,
Las velas se derriten apagando su luz,
Los sueños se han rasgado como las cortinas del templo,
Y el rojo de las banderas se derrama por el suelo.

Padre nuestro que estas en el cielo…
Ruega por nosotros y mi pueblo…

Le cerraron los ojos, le cubrieron la frente,
el viento ya no sopla…
ha muerto el Caraqueño en suelo Colombiano
y las campanas retumban como cañones de salvas
En honor al General, al Bolívar inmortal.

3 comentarios:

  1. conmovedor, plausible, este agonizante plancto. Al poeta le cuento que conocí en Los Angeles a Constanza Reverend, una colombiana, descendiente del Dr. Reverend, experta en literatura.

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  2. Excelente....Desde Venezuela, mis aplausos....¡Bravo!

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  3. Hermano de patria, hermano de la vida os felicítote, por tu siempre letra sensible, que atrapa entre historia, ideales, sueños y sentir. Mi abrazo fraterno a ti, donde quiera que estés!
    Gloria al bravo pueblo!

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