Gusano de metal
Interminablemente se repite la escena una y otra vez, durante todos los días de cada semana, los mismos zombis buscando un puesto en las entrañas de ese gusano metálico, de mirada triste, cargando con sus almas por los laberinticos túneles donde la luz no llega, debajo de la ciudad, la claridad es un mito, al igual que la esperanza.
El miraba el agujero negro mientras una muchedumbre esperaba detrás de él, podía ver entre la media luz las vigas lustrosas por la fricción por el efecto de las ruedas metálicas que se perdían en el fondo de ese hueco, sentía compañía en los olores a diferentes perfumes, el roce inevitable con otros seres.
El miraba el agujero negro mientras una muchedumbre esperaba detrás de él, podía ver entre la media luz las vigas lustrosas por la fricción por el efecto de las ruedas metálicas que se perdían en el fondo de ese hueco, sentía compañía en los olores a diferentes perfumes, el roce inevitable con otros seres.
El gusano de metal
anuncia su llegada entre una ráfaga de viento artificial, la gente empieza a
moverse hacia la frontera amarilla, al igual que en la vida, las personas
siempre se mueven a la zona amarilla para buscar un lugar donde llegara la luz.
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